Una investigación sin precedentes ha confirmado que el ejercicio no solo mejora la calidad de vida, sino que también puede salvarla. Según un estudio realizado por el Grupo Canadiense de Ensayos en Cáncer, pacientes con cáncer de colon que realizan actividad física tras una cirugía y quimioterapia tienen un 37% menos riesgo de morir por la enfermedad. Este hallazgo posiciona al ejercicio como una herramienta terapéutica clave, al nivel de los tratamientos médicos convencionales.
Durante años, se pensaba que el ejercicio era simplemente un complemento en el proceso de recuperación. Sin embargo, esta investigación demuestra que tiene un impacto directo en la supervivencia de los pacientes. Caminar, nadar, andar en bicicleta o cualquier actividad moderada puede fortalecer el sistema inmunológico, reducir la inflamación y mejorar la respuesta del cuerpo al tratamiento.
Los oncólogos ya están comenzando a integrar rutinas de ejercicio dentro de los planes médicos para sus pacientes. Aunque no reemplaza la quimioterapia ni la cirugía, el movimiento ahora es considerado una parte esencial del tratamiento. La medicina del futuro parece estar combinando ciencia, movimiento y prevención en una sola estrategia para mejorar la vida de miles de personas.