En Francia, dos orcas viven un drama silencioso. Wikie y Keijo, madre e hijo, son las últimas orcas en cautiverio en el país. Desde enero, están atrapadas en un parque acuático cerrado al público, sin funciones, sin visitantes y en condiciones que muchos califican como inhumanas: agua sucia, tanques sin mantenimiento y sin la atención adecuada.
Estas orcas no pueden ser liberadas al océano porque nacieron en cautiverio y no sabrían sobrevivir. Sin embargo, tampoco pueden seguir en ese limbo. El gobierno francés ha bloqueado su traslado a santuarios marinos, mientras que organizaciones animalistas insisten en que debe actuarse ya para evitar un deterioro irreversible de su salud física y mental.
El caso ha desatado un debate nacional: ¿es justo mantener animales tan inteligentes en encierro indefinido? ¿Qué responsabilidad tiene el Estado? La respuesta sigue sin llegar, pero lo cierto es que el tiempo se agota para Wikie y Keijo. La presión internacional crece, y cada día cuenta para salvar sus vidas.