Una grieta de más de 3,000 kilómetros se está abriendo en el corazón de África, desde el Mar Rojo hasta Mozambique. Se trata de un fenómeno geológico que está separando lentamente al continente y que, en unos 20 millones de años, dará origen a un nuevo océano. Aunque parezca lejano, sus efectos ya se sienten hoy: carreteras partidas, tierra que se hunde y cambios en el ecosistema.

Los científicos explican que esta fractura es resultado del movimiento de placas tectónicas y la presión del magma subterráneo. Satélites de todo el mundo siguen de cerca cada desplazamiento, y las imágenes muestran cómo se está reconfigurando el mapa del continente africano. África Oriental, según los expertos, terminará convertida en una gran isla.

Aunque el proceso es lento en escala humana, los impactos actuales son reales: comunidades desplazadas, infraestructura afectada y riesgos sísmicos crecientes. El nacimiento de un océano puede parecer un evento lejano, pero su huella ya está transformando la vida de miles de personas.