El gobierno de China desmintió públicamente las declaraciones del expresidente Donald Trump, quien aseguró que ambos países mantenían “contactos diarios” para resolver la disputa comercial que los enfrenta desde hace años. Pekín fue tajante: no hay diálogo, no hay avances, y no existen negociaciones en curso con Estados Unidos.
Esta respuesta echa por tierra las especulaciones sobre un posible acercamiento entre las dos potencias. Mientras tanto, los mercados internacionales reaccionaron con incertidumbre: cayeron las bolsas en Asia, Europa y América, y se disparó el precio del oro, activo que suele refugiar capitales en tiempos de tensión.
La guerra comercial sigue viva, con aranceles elevados, cadenas de suministro alteradas y consecuencias globales. Para analistas, el desmentido de China representa un nuevo capítulo de confrontación en un contexto de creciente rivalidad política y económica entre las dos mayores economías del planeta