Reino Unido ha prohibido la importación de carne y queso procedente de la Unión Europea tras detectarse un brote de fiebre aftosa en una granja de los Países Bajos. Esta enfermedad viral es altamente contagiosa entre animales como vacas, cerdos y ovejas, y aunque no representa un riesgo directo para los humanos, sí lo es para la economía agropecuaria.

La fiebre aftosa puede propagarse rápidamente y diezmar rebaños enteros, provocando pérdidas millonarias. Ante el hallazgo, el gobierno británico actuó con rapidez cerrando sus fronteras a productos cárnicos y lácteos europeos, en un intento por contener una posible crisis sanitaria y económica.

La medida genera tensión entre productores europeos y afecta a cadenas de suministro ya golpeadas por el Brexit y la inflación. Mientras tanto, expertos veterinarios trabajan para contener el brote y evitar que se extienda a otros países. Esta alerta vuelve a poner sobre la mesa la vulnerabilidad de los sistemas alimentarios globales.