Un reciente estudio publicado por la revista Pregnancy, en colaboración con la Sociedad de Medicina Maternofetal, ha confirmado la presencia de microplásticos en placentas humanas. Lo más alarmante es que se trata de casos en bebés nacidos prematuramente, lo que sugiere una posible conexión entre estos contaminantes invisibles y partos antes de término.
Los microplásticos —partículas de menos de 5 milímetros— se han encontrado en los océanos, en el agua potable e incluso en el aire. Pero ahora, están apareciendo en el lugar más íntimo y protegido del ser humano: el útero. Esto abre interrogantes urgentes sobre cómo las sustancias que usamos diariamente, desde cosméticos hasta envases, están afectando a las futuras generaciones incluso antes de nacer.
Si el plástico ya vive dentro de nosotros, ¿cómo protegeremos a quienes aún no han llegado? Esta crisis ambiental ya no está afuera… ahora también habita en nuestros cuerpos.