Si crees que dormir 8 horas al día es garantía de un sueño reparador, podrías estar equivocado.
Un estudio publicado en la revista Sleep reveló que la cantidad de horas no es el único factor determinante para un buen descanso. La clave está en la consistencia: mantener un horario fijo para acostarte y despertarte cada día.
Los investigadores encontraron que quienes duermen la misma cantidad de horas, pero en horarios irregulares, experimentan más fatiga, peor concentración y mayor riesgo de problemas de salud a largo plazo. Esto se debe a que el cuerpo funciona con un reloj biológico interno, conocido como ritmo circadiano, que regula procesos como el metabolismo, la producción de hormonas y la reparación celular.
Cuando una persona cambia constantemente sus horarios de sueño, altera este ritmo y provoca desajustes que afectan el descanso, el estado de ánimo e incluso el sistema inmunológico. En cambio, quienes mantienen una rutina estable refuerzan su bienestar general y tienen menos probabilidades de desarrollar trastornos del sueño.
Así que, más allá de cuántas horas duermes, la pregunta es: ¿te acuestas y te despiertas a la misma hora cada día? ¡Tu cuerpo lo notará!