La salud mental infantil es una crisis silenciosa. De acuerdo con organismos internacionales de salud, uno de cada siete niños presenta algún trastorno como ansiedad, depresión o TDAH. Lo más preocupante es que la mayoría ni siquiera tiene un diagnóstico, y mucho menos recibe atención profesional.

Síntomas como bajo rendimiento escolar, irritabilidad constante, miedo excesivo, aislamiento o incluso pesadillas frecuentes no deben minimizarse. No siempre son berrinches ni «etapas normales»: muchas veces, son la forma en la que los niños gritan por ayuda sin palabras.

Detectar y atender estos signos a tiempo puede cambiar radicalmente el futuro emocional, académico y social de un niño. La salud mental comienza desde la infancia, y entender sus señales es una responsabilidad compartida entre padres, maestros y la sociedad.