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La tradición de comer pavo en Navidad tiene raíces que se remontan al siglo XVI en Inglaterra, donde esta ave era considerada una delicadeza exótica, ideal para las grandes celebraciones. En aquella época, su rareza y sabor lo convirtieron en un manjar reservado para ocasiones especiales

Con la llegada de los colonos europeos a América, el pavo ganó aún más popularidad. Esta ave, originaria del continente americano, era abundante y su tamaño resultaba perfecto para alimentar a muchas personas en reuniones familiares. Pronto, el pavo se consolidó como símbolo de abundancia y festín, un emblema de unión durante las celebraciones navideñas y otros eventos importantes.

A lo largo de los años, esta tradición ha cruzado océanos y generaciones, adaptándose a diferentes culturas que han añadido su toque local a las recetas. Ya sea horneado, relleno, acompañado de salsas o especias, el pavo no es solo un plato, sino un símbolo de conexión, calidez y celebración en muchas partes del mundo.

Así que, la próxima vez que compartas un delicioso pavo en tu mesa navideña, recuerda que estás disfrutando de una tradición que une historias, culturas y familias.