Marcelo Ebrard llamó a cerrar filas con el Gobierno de México y el presidente Andrés Manuel López Obrador ante las acciones del gobernador de Texas, Gregg Abbott, que mandó colocar boyas en el Río Bravo, en la frontera entre Texas y Tamaulipas, con el pretexto de frenar el paso de migrantes hacia el norte.
Por tratarse de un límite internacional, esta acción incluso ameritó que el presidente Joe Biden haya abierto un proceso en contra del republicano Abbott, a quien Marcelo considera «una persona que carece de valores humanos», calificando su racismo como “ramplón”, «consecuencia de la demagogia de derecha que se vive en varias partes del mundo».