En medio de un panorama complicado, la sequía en México comienza a mostrar señales de retroceso. Según datos recientes, el porcentaje del territorio nacional afectado pasó del 67.8% al 60.1% en solo dos semanas, gracias a las lluvias asociadas con el inicio de la temporada de huracanes. Estas precipitaciones han aliviado la presión sobre algunas regiones agrícolas y han mejorado temporalmente los niveles en presas y cuerpos de agua.

Sin embargo, los expertos advierten que este alivio es parcial. El 19% del país aún se encuentra en condiciones anormalmente secas, el 13% experimenta sequía extrema y un preocupante 9% vive bajo una sequía excepcional, la más severa en la clasificación oficial. Esto significa que, a pesar de las lluvias, millones de personas siguen enfrentando dificultades para acceder al agua, y la producción agrícola continúa en riesgo.

La Comisión Nacional del Agua ha señalado que aunque las lluvias son una buena noticia, no significan que la crisis hídrica esté resuelta. El país necesita políticas de uso eficiente del agua, inversión en infraestructura y una mayor conciencia ciudadana. La sequía podría regresar con más fuerza si no se toman medidas de fondo. Por ahora, el mensaje es claro: no hay que bajar la guardia.