Arqueólogos peruanos hallaron una momia de 1,200 años de antigüedad mientras excavaban en un complejo de barro en los alrededores de Lima.

El descubrimiento ocurrió dentro de una cámara funeraria de unos tres metros de largo y a una profundidad de 1,40 metros en el sitio arqueológico Cajamarquilla, al este de Lima.

Los restos pertenecen con toda probabilidad a una persona de sexo masculino, que tendría entre 18 a 22 años en el momento de su muerte y que luce el rostro cubierto por sus manos.

Cajamarquilla, localizada a 24 km al este de Lima, era un centro urbano que pudo haber albergado entre 10.000 y 20.000 personas en un total de 167 hectáreas. Se construyó hacia el año 200 antes de Cristo y estuvo ocupada hasta el año 1500.