En una escuela de gimnasia ubicada en Hubei, China, niños de hasta 4 años forman parte del sistema de formación de los deportistas del futuro. Los jóvenes gimnastas siguen una escolarización normal, pero están sobre todo concentrados en sus entrenamientos vespertinos.
En el techo del gimnasio están los cinco anillos olímpicos como elemento motivador. Pero son muy pocos los que llegarán a la cima de esta disciplina y muchos la abandonarán antes.
Un caso emblemático que conmocionó al país hace unos años es el de Zhang Shangwu, una joya de la gimnasia china que tuvo que retirarse por una lesión y que después cayó en la delincuencia, la prisión y la pobreza.
«Mi hija casi no se queja de sentirse cansada al practicar gimnasia en la escuela. Ella piensa que el entrenamiento está bien. A veces me preocupo por ella, pero nunca lo demuestro. Solo la animo», declaró una de las madres.