Para algunos, diciembre es un mes lleno de celebraciones, abrazos y momentos felices con la familia, pero para otros puede ser un recordatorio de lo que no se logró en el año, de la presión por las festividades o, en muchos casos, de la soledad que se siente más intensamente en esta época.
El final del año puede traer una mezcla de emociones, y una de las más comunes es la depresión, desencadenada por los recuerdos de lo que no se alcanzó durante el año, los sentimientos de frustración por las metas no cumplidas, y las exigencias de las celebraciones, que muchas veces no son fáciles de manejar. Esta es una época en la que también se intensifican los sentimientos de soledad, algo que afecta a muchas personas, incluso rodeadas de la “alegría” de las festividades.
Además, el estrés causado por el ritmo acelerado de las compras navideñas, las reuniones familiares y las expectativas sociales puede contribuir a la ansiedad y la fatiga emocional. No es raro que las personas sientan que deben cumplir con estándares inalcanzables, lo que agrava el malestar emocional. Es importante recordar que, más allá de las festividades, el bienestar mental y emocional debe ser una prioridad.
Si te identificas con lo que estás sintiendo, recuerda que no estás solo. Muchos están atravesando lo mismo, y es fundamental buscar apoyo cuando más lo necesitas.
Vivamos diciembre con amor y esperanza.