En estos momentos, Nueva Delhi está enfrentando una de las peores crisis ambientales de su historia. La contaminación ha superado los límites recomendados por la Organización Mundial de la Salud, afectando la calidad de vida de millones de habitantes. Este nivel extremo de contaminación está provocando alarmantes consecuencias para la salud pública, con micropartículas invisibles pero letales que atraviesan los pulmones y llegan al torrente sanguíneo, incrementando el riesgo de enfermedades respiratorias y cardiovasculares.
Para hacer frente a esta emergencia, las autoridades locales han tenido que tomar medidas drásticas: se han cerrado escuelas y se han implementado restricciones en el uso del automóvil. La contaminación en la capital india proviene de diversas fuentes, como las fábricas, el tráfico masivo y las quemas agrícolas, que generan grandes cantidades de humo y partículas finas.
El aire limpio es considerado un derecho humano, y mientras que las autoridades luchan por controlar la situación, respirar aire puro sigue siendo una batalla diaria para millones de personas. La crisis en Nueva Delhi pone de manifiesto la urgencia de adoptar medidas globales más efectivas para enfrentar la contaminación y proteger la salud de las futuras generaciones.