La flor de Nochebuena es el nombre que recibe esta planta en México; su nombre científico es euphorbia pulcherrima, y significa «la más bella» en latín.
En el México prehispánico la Nochebuena se usaba como planta medicinal que ayudaba a las madres a tener suficiente leche o para aliviar enfermedades cutáneas.
Además, se sabe que los mexicas utilizaban esta planta en celebraciones rituales como símbolo de la pureza y la vida nueva de los guerreros muertos, lo cual asociaban al color rojo de la sangre; sus hojas también eran utilizadas como tinte natural.
Con el paso de los años se convirtió en uno de los símbolos más representativos de la Navidad, ya que florece únicamente en esta época.
Durante el siglo XIX, empezó a extenderse a otros lugares gracias a Joel Robert Poinsett, primer embajador estadounidense en México. De hecho, en los Estados Unidos y en algunos países de Europa, esta planta recibe el nombre de poinsettia o poinsetia en su honor.
En diciembre de 1899 la Basílica de San Pedro en El Vaticano fue adornada con encarnadas flores de nochebuena, popularizándola desde entonces en el continente europeo.
Sus hojas suelen ser de color rojo, aunque también existen ejemplares amarillos, blancos y rosados. Esta planta no se utiliza para el consumo, ya que la ingestión de sus hojas puede provocar vómitos y diarreas.